ARTROSIS
En el centro de una articulación, el cartílago es una sustancia que separa dos extremidades óseas permitiendo los movimientos y el deslizamiento de esas estructuras. La artrosis se define por la disminución del tamaño del cartílago. En un estado evolucionado de la artrosis, el cartílago ha desaparecido completamente y las estructuras óseas están directamente una contra la otra. La degradación del cartílago de una articulación se produce más o menos rápidamente, lo más corriente es en una decena de años o incluso más aún, pero existen formas, particularmente en la cadera o en la rodilla, en donde la destrucción del cartílago se produce en algunos meses. Se habla entonces de artrosis destructiva rápida.
El cartílago es una estructura no vascularizada con la presencia de un solo tipo de células, los condrocitos, en el seno de una matriz extracelular. Esta matriz fuertemente hidratada está constituida por colágeno y por proteoglicanos; estas moléculas están dispuestas en red y constituyen la trama del cartílago. La constitución del cartílago le asegura no solo una cierta resistencia, sino también una flexibilidad y una elasticidad que le permite particularmente amortiguar los golpes. El cartílago es una estructura viva y no inerte.
En el transcurso del envejecimiento, el cartílago se deshidrata progresivamente. La actividad metabólica de los condrocitos disminuye y las capacidades de reparación son limitadas, particularmente después de un traumatismo.
Función de la membrana sinovial durante la artrosis
Aunque la artrosis no es sinónimo de envejecimiento, su frecuencia aumenta con la edad. Es más frecuente en la mujer a partir de los 45 años y antes de esta edad se encuentra sobre todo en el hombre. Durante la artrosis el cartílago se degrada, el proceso de destrucción (catabolismo) prevalece sobre el proceso de reconstrucción (anabolismo).
El cartílago ya no es de hecho capaz de volver a una situación de equilibrio para asegurar su propia protección.
La articulación es una cavidad cerrada, limitada por una cápsula a la cual adhiere la membrana sinovial. Esta membrana es una estructura inervada y vascularizada.
En el curso de la artrosis, como por otra parte en numerosas enfermedades articulares, la membrana sinovial se espesa y se inflama.
Las células inflamatorias de la membrana sinovial van a producir, en grandes cantidades, diversas variedades de sustancias que tienen efectos nefastos sobre el cartílago.
La membrana sinovial produce el líquido sinovial o líquido articular. Este líquido está normalmente presente en toda articulación, pero en menor cantidad (1 a 2 ml) en la rodilla. Está constituido principalmente por ácido hialurónico y tiene la función de lubricación de la articulación en los movimientos.
En el curso de la artrosis, especialmente en ocasión de los accesos, la membrana sinovial inflamada produce más líquido articular.
Una punción de la articulación permitirá sacar el máximo de líquido con el objetivo de aliviarla, pero también para analizar el mismo.
Articulaciones afectadas por la artrosis
La artrosis de la columna vertebral o raquídea es particularmente frecuente principalmente en el raquis cervical o lumbar. La afección del raquis dorsal es mucho menos frecuente. Ese tipo de artrosis está identificada por anomalías visibles en las radiografías, pero es difícil de identificar cuando una persona sufre de la espalda para saber si la artrosis es verdaderamente responsable de los dolores. En efecto, muchas estructuras anatómicas pueden ser responsables de dolores (músculos, tendones, discos entre las vertebras).
La artrosis de los miembros puede afectar cualquier articulación, pero algunas de ellas son afectadas con mayor frecuencia.
Las rodillas. Se hablará de artrosis fémoro-tibial o fémoro-rotular según el área de la rodilla que esté afectada. Para la artrosis femoro-tibial la localización interna es más frecuente que la localización externa. La artrosis de la rodilla o gonartrosis es más frecuente que la artrosis de la cadera o coxartrosis.
Las caderas. La artrosis puede afectar diferentes sectores de la articulación. Como la gonartrosis, la artrosis de la cadera es muy invalidante. Estos dos tipos de artrosis pueden perturbar su vida cotidiana.
Las manos. Las articulaciones afectadas son las pequeñas articulaciones de los dedos o la articulación situada en la base del pulgar. La artrosis de los dedos va acompañada de nudosidades llamadas de “Bouchard” y de “Heberden”.
Las causas de la artrosis
Toda enfermedad inflamatoria de la articulación (poliartritis) es susceptible de conducir a una degradación del cartílago.
Los traumatismos son, a menudo, el origen de una artrosis cuyos primeros síntomas aparecen una decena de años más tarde. Es el caso de las fracturas articulares, de los esguinces graves, especialmente los que afectan el ligamento cruzado de la rodilla.
La ablación total de un menisco de rodilla (meniscectomía) es una de cada dos, el origen de una artrosis que aparece de 10 a 20 años más tarde.
Además de estas situaciones bien definidas, son reconocidas otras como factores favorecedores de la artrosis:
La obesidad es un factor de riesgo bien establecido de la artrosis de la rodilla y la lucha contra la sobrecarga ponderal o la obesidad es un medio de prevenir la artrosis de rodilla.
Los factores genéticos son incriminados en la artrosis de rodilla, de los dedos y en un menor grado en la artrosis de la cadera.
Los microtraumatismos o el requerimiento excesivo de las articulaciones son la causa de artrosis en ciertas profesiones: artrosis de los dedos en los trabajadores manuales, artrosis de las rodillas en los sujetos que trabajan de rodillas.
¿CÓMO SE MANIFIESTA LA ARTROSIS?
Dolores
Los dolores son el primer signo aparente de la enfermedad. Son esencialmente sentidos al realizar esfuerzos y con el movimiento cuando la articulación afectada es requerida.
En ocasión de accesos inflamatorios por una inflamación de la membrana sinovial y una hinchazón articular, los dolores son más importantes y pueden persistir en el reposo.
En caso de artrosis de rodilla o de cadera usted puede sentir dolores durante la noche al moverse o incluso, a veces completamente inmóvil.
Los dolores en caso de artrosis de cadera son sentidos casi siempre en la ingle y en la cara anterior del muslo y a veces en la cara entera del muslo por detrás en la nalga o incluso, únicamente en la rodilla.
Rigidez
Los dolores matinales casi siempre, van acompañados por una impresión de rigidez haciendo falta un tiempo necesario para poder desentumecer o volver más flexible la articulación. Este plazo corresponde al “desentumecimiento matinal”.
Dificultad funcional
Se trata de la molestia que se siente durante ciertas actividades. La artrosis de la cadera o de la rodilla acarrea dificultades en la marcha con una limitación del perímetro de la misma definida por la distancia máxima que usted puede recorrer.
En caso de artrosis de rodilla usted puede experimentar dificultades de grado variable al caminar en terreno irregular, al agacharse, al subir o descender de las escaleras.
En caso de artrosis de cadera usted puede tener dificultades para bajarse o para atarse el calzado.
La artrosis de los dedos acarrea una molestia para la realización de actividades que necesitan movimientos delicados y precisos con los mismos (apretar, dar vuelta una llave, coser, atornillar).
Las deformaciones son frecuentes en los dedos con la aparición de nudosidades (tumefacciones de consistencia ósea) y también desviaciones laterales de las falanges.
LA CONFIRMACIÓN DE LA ARTROSIS
El diagnóstico se confirma por radiografías que muestran una disminución del tamaño del cartílago, es decir del espacio que separa dos extremidades óseas. El cartílago corresponde a un espacio claro en las radiografías. Es importante que usted conserve sus radiografías para permitir a su médico evaluar la progresión de la artrosis.
Los otros signos radiográficos están representados por formaciones óseas normales u osteofitos que son el testigo del sufrimiento del hueso.
LOS TRATAMIENTOS DE LA ARTROSIS
Las posibilidades terapéuticas son numerosas. Su utilización varía en función del estado de la enfermedad, de la existencia o no de signos inflamatorios que testimonian un acceso, del número de articulaciones afectadas y del estado general del paciente.
La cooperación médico-enfermo es muy importante ya que es fundamental que usted indique a su médico, en forma precisa, los dolores y la molestia funcional experimentados, a fin de permitirle adaptar lo mejor posible su tratamiento. Es importante la asistencia a partir de los primeros síntomas. Cuanto antes usted hable con su médico mejor podrá tratarlo.
Los tratamientos generales
Los antálgicos son medicamentos que actúan para suprimir el dolor, los utilizados en la artrosis son a base de paracetamol.
Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) son útiles en el momento de los accesos dolorosos e inflamatorios.
Los antiartrósicos sintomáticos de acción lenta están desprovistos en la mayoría de los casos de efectos secundarios y pueden disminuir la molestia funcional y los dolores de la artrosis por períodos prolongados.
De esta manera estos medicamentos pueden permitir la limitación del consumo de antiinflamatorios.
Su eficacia no es inmediata. Es necesario tomarlos de manera regular y por largo tiempo para observar beneficios terapéuticos significativos.
Al interrumpir el tratamiento, por su efecto diferido, estos medicamentos continúan siendo eficaces durante semanas.
Los tratamientos locales
Las infiltraciones de corticoides consisten en inyectar en una articulación un producto antiinflamatorio derivado de la cortisona.
Son propuestas cuando existe un ataque de artrosis con inflamación y derrame articular persistente a pesar de la utilización de antálgicos y antiinflamatorios.
El lavaje articular permite evacuar de la articulación los desechos óseos, cartilaginosos y a veces cristales que mantienen la reacción inflamatoria local. Es realizado con anestesia local y consiste en la irrigación de la rodilla con varios litros de suero fisiológico.
Es propuesto en caso de artrosis de rodilla con dolores y derrames crónicos o reincidentes.
¿ES ÚTIL MANTENER EN REPOSO UNA ARTICULACIÓN?
El hecho de mantener en reposo una articulación tiene un efecto antálgico en caso de ataque de artrosis.
Las tablillas son corrientemente utilizadas para las articulaciones de los dedos: durante la noche las tablillas de reposo y para ciertas actividades las tablillas de función.
Además de su acción antálgica, tienen también por objetivo, en este caso, limitar la progresión de las deformaciones. En caso de acceso de artrosis de rodilla, la colocación de una rodillera es a veces útil y permite estabilizar la articulación.
Para la cadera, en caso de dolores importantes pueden utilizarse, de manera transitoria, bastones o muletas, a fin de liberar la articulación al caminar.
Ciertos geles o pomadas antiinflamatorias pueden ser utilizados para las articulaciones superficiales tales como la de los dedos.
LA ARTROSIS DE LAS RODILLAS Y LAS PLANTILLAS ORTOPÉDICAS
Las plantillas livianas y espesas limitan las ondas de choque que se transmiten a la rodilla al caminar y disminuyen globalmente los ataques que se ejercen sobre esta articulación.
Es necesario pensar así en caso de artrosis y buscar un trastorno estático del pie susceptible de ser corregido.
Los tratamientos quirúrgicos
Las prótesis articulares. Las intervenciones realizadas corrientemente consisten en colocar una prótesis articular en la cadera o en la rodilla. Estas intervenciones son realizadas en general en un medio quirúrgico ortopédico y dan excelentes resultados en la mayoría de los casos con la desaparición total de los dolores y de la molestia funcional.
¿Quién decide sobre el momento de la cirugía?
De hecho es usted en acuerdo con su médico, el que tiene que decidir el momento de su intervención en función del grado de sus dolores y de su molestia funcional y de las consecuencias de la artrosis sobre su calidad de vida. El médico tiene por tarea aconsejarlo para que usted no sea operado ni muy pronto ni muy tarde.
La reeducación: un papel esencial en la artrosis
La reeducación tiene una función esencial en el tratamiento de la artrosis. Los objetivos son mantener las amplitudes articulares, luchar contra el endurecimiento especialmente en mala posición y conservar un estado muscular satisfactorio. En efecto, el sufrimiento articular es tanto más importante cuanto que los músculos son más débiles.
La kinesioterapia, efectuada durante los períodos más difíciles, podrá ser sustituida por ejercicios realizados por el mismo paciente. Un cierto número de ejercicios de auto-reeducación podrán serle aconsejados por su médico y su kinesioterapeuta.
Otros métodos de reeducación utilizan los ultrasonidos o la fisioterapia que podrán ser practicados durante las reacciones dolorosas e inflamatorias.
CONSEJOS PRÁCTICOS
En función de su enfermedad, su médico va a definir un programa terapéutico adaptado a su caso. Este programa comprende tratamientos medicamentosos y no medicamentosos. Los consejos de reglas de higiene de vida son tan importantes como las prescripciones de medicamentos.
De la buena observancia de las recomendaciones y de los tratamientos prescriptos por vuestro médico depende la calidad de la asistencia de su artrosis.
La lucha contra el sobrepeso ponderal y la obesidad
Es fundamental para la artrosis de las rodillas y la artrosis del raquis lumbar. La obesidad es un factor de riesgo muy establecido en el caso de la gonartrosis. Por otra parte, la pérdida de peso es susceptible de mejorar los síntomas de la artrosis de las rodillas. Es importante pues, corregir su exceso de peso.
Las dos modalidades más importante para la pérdida de peso son el régimen adelgazante y el ejercicio físico.
La adaptación del entorno
En forma habitual le son dados a usted consejos para que realice los actos de la vida corriente, en función de sus posibilidades y economizando al máximo sus articulaciones. Para ello usted puede ayudarse con diferentes aparatos e instrumentos. Un calzador de mango largo le permitirá colocarse los zapatos sin agacharse.
Las agarraderas que están en los baños o en la bañadera, la sobre-elevación del asiento de los baños, permiten levantarse más fácilmente.
En lo que concierne a la artrosis de las manos, usted puede ayudarse con instrumentos especialmente concebidos para tomar una llave, un cuchillo, para atornillar o desatornillar.
Un bastón a veces es útil en caso de artrosis de la cadera o de la rodilla.
La artrosis y las actividades deportivas
Las actividades deportivas practicadas de manera excesiva, especialmente en la adolescencia o en el adulto joven, son nocivas para las articulaciones, sobre todo por los traumatismos que acarrean.
En cambio, en el caso de artrosis de los miembros inferiores y de la columna vertebral, es importante tener una actividad física regular para mantener un capital muscular. Esto va a permitir disminuir los ataques que se ejercen sobre las articulaciones.
La natación es un deporte para privilegiar
Los movimientos son más fáciles de realizar en el agua en razón de la relativa ingravidez. De tal manera, se le puede aconsejar ir a la pileta una vez por semana e incluso aprender a nadar dado el caso.
La bicicleta
Puede ser aconsejada, con la condición de ser practicada con moderación.
En las personas desacostumbradas se puede aconsejar la práctica de la bicicleta fija, que permite dosificar más fácilmente los esfuerzos.
La caminata
Se aconseja en caso de artrosis de rodilla y de cadera. Hay que caminar a su ritmo evitando los dolores, en lo posible una hora o menos, tres veces por semana.
A veces es necesaria la ayuda de un bastón para aliviar el apoyo del costado doloroso. A este efecto el bastón deberá ser llevado del costado sano.